martes, 10 de febrero de 2015

LA MASCARADA


 
 
 
 
Vivimos en un mundo
tan extraño…
Que al andar,
andamos de prisa,
torpes y despreocupados.
 
Y si en aquel andar,
de prisa, torpe y despreocupado,
tropezamos con otro,
y en ese tropiezo
y sin querer,
a alguno de los dos se nos cae un vacío,
¡levantémoslo pronto!
Pero antes de regresarlo a su dueño,
Llenémoslo de besos
solo para que entonces,
ya no sea vacío…
 
Vivimos en un mundo
tan extraño…
Que a veces una verdad incomoda…
Un sentimiento asusta,
y un beso se da a escondidas.
 
Vivimos en un mundo
tan extraño…
 
Y si en aquel andar,
de prisa, torpe y despreocupado,
tropezamos con las memorias,
¡detengámonos!
Que no sabe nada de nada el juicio,
pero si lo sabe todo el corazón.
 
 
Vivimos en un mundo
tan extraño…
Que la vida anda disfrazada.
Porque quien no aprende bailar la mascarada,
es un tonto, un necio, un frágil,
que ha perdido el pase de entrada.
 
Llenamos de vacíos el alma atormentada,
Porque más vale bailar con el atuendo
que un corazón desnudo que se derrite de amor.
Porque más vale el porte y la portada
que la prosa en secreto que nadie quiere saber.
 
Vivimos en un mundo
tan extraño…
Que es mejor el silencio y la distancia,
la palabra que no se dice,
y la mirada que permanece cegada.
 
El abrazo del que se priva,
el deseo que se ahoga,
y la caricia que queda fría…
 
Y entonces…
Solas bailan las memorias…
 
Vivimos en un mundo
tan extraño…
 
Que ya no entiendo nada…
 



 



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