Tengo el deseo tinto
Las memorias envistiendo el alma
y los ahogos suspirando mudeces.
Te invito al deleite de dos copas de vino...
Una, blanco como nuestras ternuras,
otra, cárdeno como nuestras locuras.
Que se nos sincera el verbo
y luego desapareces…
Un café…
Que nos amargue el paladar
y luego nos de miedo besar…
¡Sería tormento!
Ven, a mi lado.
Bajo aquel sauce
que abraza de un alma verde.
En silencio y a secas…
Bebiéndonos no más que las miradas
en bruscos suspiros...
¿No es acaso verdad,
que los ojos no mienten?
Tengo el deseo tinto,
dulces las memorias
y tu nombre en la boca.
Ven, a mi lado.
Bajo aquel sauce
que abraza de alma verde.
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